miércoles, 3 de noviembre de 2010

¿Comeloncita antojosa?

No sé ustedes, pero el título me hace ruido. Y eso que me lo escribió en buen plan (creo), es mi mente cochambrosa ja! Luego me dice disque enojado que aparte de que miro hombres no quiero ir a Macuspana, que por culpa de la licuadora casi me quedo sin él, que no le gusta el tamalito blanco, que nunca comería de mis sandwiches de Ruffles, que soy extraña, que hasta miedo le doy y que por eso me quiere mucho más... Y para todo soy la niña de su vida. Duda: ¿Qué pasó que no fuimos al temazcal? En fin, al final lo que me mata de risa al revisar sus mensajes antes de borrarlos de mi bandeja (mi rutina de cada mes, se ha visto retrasada y en esta ocasión voy a borrar lo de tres meses) es uno en el que me dice: Comes muchooooo amor, de verdad que te mantendría de ropa, pero de comida... jajaja ya ps. Pero me mata de risa y de un sentimiento abrumador. Él me dice amor, y yo... no puedo hacer lo mismo.

Solo... no puedo.

Comencé escribiendo esta entrada riéndome de las cosas que me dice, pero de repente me atacó el recuerdo de un mensaje de él de hace unas horas. Decía que se siente extraño y triste, y no ubica porque anda así. Y aunque no me lo diga, sé que tengo que ver. No he dado nada de lo que he podido y no por no haber querido. Algo me lo impide. Siento que esta declinación (al menos explícita) es un génesis de algo ¿Algo para bien o para mal? ¿Para bien o mal mío o de él?  Preguntas que se asoman, nomás. Esto tarde o temprano tenía que pasar, y pensaba que cuando pasara ya no iba a haber vuelta atrás. Y así lo siento. La cuenta regresiva ha comenzado y me da miedo pensarlo, pero podría ser la del fin. Comienza a tocar sentimientos y, odio hacer esto, pero tengo que huir. No tengo fuerza para soportar el fondo de todo esto. No en estos momentos. Ojalá fuera otra nuestra situación, así habría decidido ser valiente y seguir. Porque ha sido cobarde de mi parte alejarme así, poco a poco, y tambíén cobardía suya el dejarme hacerlo, encubriéndome siempre con la gente diciendo que así soy. Él sabe que no. Tontos conflictos existenciales. Me siento tan sola.

martes, 6 de julio de 2010

Dependencia

Ayer al atardecer durante una muestra de fin de curso de una casa de artes, observaba con gran deleite a pequeñas criaturas inquietas (niños, que les llaman), en plena ejecución de una marimba. Y también, a los llamados adultos, y más específicamente en ese contexto "padres" arruinando con su imprudencia el pulcro momento. ¡Oh! La marimba... ¡Cómo me gusta su sonido! ¡Qué entusiasmados se veían los pequeños con sus  baquetas! Todo era bella armonía, excepto cuando los imprudentes que en ese momento sólo consideré como indeseables, comenzaron a interrumpir con comentarios como:

-Escala de Fa menor, que no sé qué, ¡ash! Estos maestros no entienden que lo único que hacen de bueno es entretener al chamaco un rato, y no prepararlos para este escándalo que tenemos que soportar cada fin de curso.

¿Qué que? ¿¡Escándalo!? ¡Escándalo el de sus estruendosas voces destilando sandeces, digo yo! Y no el que creaban con esa gracia, sus pequeñuelos, que hasta transmitían el frenesí del disfrute de lo que hacían. Y más imprudencia todavía, poco rato después, con el ultraje del que los niños cuya única intención fue esmerarse para que sus padres se sintiesen orgullosos, fueron víctimas. Y es que cuando terminaron el acto, casi todos los padres bajaban del escenario a sus hijos colgando y se los llevaban cual si fueran portafolios diciéndoles:

- ¡Uy, te tardaste un montón! ¡Muévete, ya es tarde chamaco! ¡Por tu culpa me duelen los pies!

Habían suficientes butacas vacías, así que estuvieron ellos parados al pie del escenario, deduzco, por su poca falta de apreciación, que los tenía desesperados por ya llevarse a sus hijos. Pero hubo un momento, EL momento, hechizante y místico. Una madre rolliza y cachetona, le dijo a ése cándido niño que más observé durante el evento, mientras se lo llevaba casi arrastrando por el pasillo:

- ¿No te dije que te apuraras? Todavía te quedaste tocando más, pinche chamaco, ¡apúrate, ya ha de haber terminado mi novela! Te meteré a cosas de hombres como el fútbol y así me deshago de estas pendejadas.

Observé fijamente al pequeño, mi pequeño. En ese momento miré su expresión de impotencia y confusión después de tan atronadoras palabras. Pero eso cambió al pasar junto a mí, cuando él me convirtió en cómplice, a través de su mirada, del espíritu asesino que nacía en ese momento de sus adentros, uniéndose al mío ya encendido. Pero tenía que salvarlo de otra manera...

[Mi pequeño, sé paciente, la gente como tu madre entiende muy poco de lo que la música repercute en nuestros sentidos. No la mates, si no ¿qué comes después?].

miércoles, 9 de junio de 2010

Saquemosle el mejor provecho...


"Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, 
así una vida bien usada causa una dulce muerte." 
Leonardo Da Vinci


viernes, 9 de abril de 2010

¡Ah! Vastedad de pinos - Pablo Neruda

¡Ah! vastedad de pinos, rumor de olas quebrándose,
lento juego de luces, campana solitaria,
crepúsculo cayendo en tus ojos, muñeca,
caracola terrestre, en la tierra canta.

En ti los ríos cantan y mi alma en ellos huye
como tú lo desees y hacia donde tú quieras
márcame mi camino en tu arco de esperanza
y soltaré en delirio mi bandada de flechas.

En torno a mí estoy viendo tu cintura de niebla
y tu silencio acosa mis horas perseguidas,
y eres tú con tus brazos de piedra transparente
donde mis besos anclan y mi húmeda ansia anida.

jueves, 18 de marzo de 2010

Pequeño placer

Él comienza a sonar captando un poco mi atención. Lo miro y sonrío. Quizá es alguien que está preocupado por mí. Quizá es alguien que quiere alguna información a la que pueden tener acceso sin precisamente consultarme. Quizá es alguien que simplemente eligió el día de hoy para saludarme. Quizá es alguien verdaderamente entrañable. Quizá es mi perro... ¡Oh, no! Él no podría, qué tonta. Quizás, quizás... Después de varios intentos se cansa y se calla por fin. Y sigo disfrutando de un bello atardecer, con él a mi lado. Es parte del disfrute escucharlo en desesperación. Sólo por eso lo cargo.

domingo, 14 de febrero de 2010