Él comienza a sonar captando un poco mi atención. Lo miro y sonrío. Quizá es alguien que está preocupado por mí. Quizá es alguien que quiere alguna información a la que pueden tener acceso sin precisamente consultarme. Quizá es alguien que simplemente eligió el día de hoy para saludarme. Quizá es alguien verdaderamente entrañable. Quizá es mi perro... ¡Oh, no! Él no podría, qué tonta. Quizás, quizás... Después de varios intentos se cansa y se calla por fin. Y sigo disfrutando de un bello atardecer, con él a mi lado. Es parte del disfrute escucharlo en desesperación. Sólo por eso lo cargo.