viernes, 13 de enero de 2012

Mi normalidad...

Pedro recostado en la barda del balconcito del edificio en tercer semestre diciéndome lo de siempre: "Vicky, me das miedo". A veces ahí concluía todo, parecía que no me importaba indagar mas allá, pero en el fondo siempre me quedaba la duda. Otras veces preguntaba la razón. Pedro cavilaba un rato, y después de decirme que lo ponía en jaque, y mirarme con su escrutadora mirada tan propia de él, concluía con un: "No sé cómo definirte, pero me das miedo. Prefieres mil veces estar sola, que con todos, o siquiera con alguien más, y cuando la gente te sigue y tu huyes, es tan chistoso. A la vez, eres como un poco de todo. Ahí está lo extraño contigo... "



Un poco de todo... y a la vez ¿nada? Que no "el que mucho abarca poco aprieta". Así me sentí hace justo ya casi año y medio. Dispersa entre todo y estando entre nada. Me detuve, observé, analicé e hice los ajustes que creí necesarios. Estuve lista para partir, y lo hice. Pero al casi comienzo de ese camino apareció de nuevo eso, lo único que entonces, tuvo el poder de detenerme en mis planes (o hacerme cambiarlos temporalmente). Lamento un poco el referirme a ti como "eso". En fin. Ese segundo contacto contigo me ayudó (por más contradictorio que parezca) a reforzar mis planes, y seguirlos. Quizá te lo agradezca algún día. Me parece que solo una vez te cuestioné sobre mí, creo (y digo creo, porque en realidad el recuerdo me es muy lejano). Te dije: ¿cómo soy? (Y si en serio así lo dije, ¡qué dudas existenciales me he de haber traído en ese entonces!) Y después de mirarme, reírte, y balbucear, lo único que te salió en palabras fue: No sé, diferente a las demás, no haces cosas normales. No eras bueno expresándote en palabras, tu refugio: tu no sé y tu risa. Definitivamente no es lo tuyo. Pero ¡esta es mi normalidad, y estoy segura que es la de muchos, insisto! Yo no sé de qué mundo vienen ustedes, comparten tan, pero tan poco conmigo...

Y lo anterior vino a mi mente porque justo me doy cuenta que últimamente esas personas que desde el principio me tratan como "diferente" acuden a mí porque soy la única en quién podrían confiar. Porque "soy Vicky". ¿Y sus amigos "normales"? No cabe duda de que tengo corazón de pollo (y pienso en que realmente no sé quién ni porque ni desde cuando comenzó la referencia al corazón de estas aves para referirse a gente tan flemática). En fin, les decía, tengo corazón de pollo pues aunque al principio me molestaba que ahora que sentía yo les convenía, se acercaban entonces si a mí, no podría no escucharlas, no estar con ellas. A veces me pregunto como pueden ver eso en mí. ¿Como saben que pueden confiar? Lo curioso es que gracias a ellas (y hasta me cuesta escribirlo) estoy comenzando a confiar yo también...

Acabo de preguntarle a una de esas personas, que está al lado mío mientras escribo, y que ahora le tengo un harto cariño, sobre sus razones por las cuáles confío en mí desde un primer momento. Ella me miró, y con una dulce sonrisa respondió: "pues, porque eres tú, Vicky".

Sé que mi reacción no es la esperada ante tal respuesta, pero he comenzado a sentir cierto tipo de aversión hacia la frasesita esa...